El bebé de 14 meses

El desarrollo, alimentación y cuidados del bebé que tiene 14 meses de vida

Toda la información sobre el desarrollo y evolución, cuidados, alimentación y salud de los bebés de 14 meses.

El niño es más independiente, ya que controla sus movimientos y tiene más fuerza, lo que le permite obtener un mayor conocimiento de su entorno.

A los catorce meses, suele ser capaz de caminar solo, agacharse y ponerse de pie sin apoyo.

Indica lo que quiere con gestos y sonidos, y puede señalar una parte de su cuerpo.

Es interesante tener en cuenta los siguientes aspectos:

El niño puede empezar a tomar la dieta de la familia, siempre y cuando sea variada y equilibrada.
Es importante separar varios días la introducción de nuevos alimentos, para que se familiarice con los distintos sabores y texturas.
A partir del primer año de vida, la velocidad de crecimiento es menor. Por ello, la dieta ha de ser menos copiosa.
Si vuestro hijo no desea terminarse un plato, se desaconseja forzarle. Tampoco es conveniente ofrecerle un alimento alternativo ni prolongar excesivamente el tiempo destinado a comer.
Evitar darle galletas, pan u otros alimentos entre horas. Igualmente, no ofrecerle golosinas, pues quitan el apetito y pueden causar caries.
El niño puede atragantarse al tomar frutas y frutos secos con semillas (uvas, aceitunas…). Por lo tanto, es mejor posponer la introducción de tales alimentos.
Además de la leche, el agua es fundamental para garantizar una adecuada hidratación. En cambio, se recomienda evitar las bebidas azucaradas y carbonatadas.

Con respecto a la higiene y los cuidados generales del niño, recordar:

Bañarle a diario y lavarle las manos con frecuencia. En el caso de las niñas, lavar los genitales de delante hacia atrás para evitar las infecciones urinarias.
Cortarle las uñas de las manos siguiendo el borde libre, sin ángulos, para prevenir la aparición de uñeros. En los pies, cortarlas con los bordes rectos.
Limpiarle los dientes con una gasa húmeda. Puede comenzar a utilizar un cepillo dental blando, sin dentífrico.
Ponerle un calzado cómodo, flexible, que transpire. Vigilar que los zapatos no le queden pequeños.
No abrigarle en exceso. Si pasa de un ambiente cálido a otro frío o viceversa, tener la precaución de utilizar el número de prendas de vestir adecuado.
Evitar la exposición prolongada al sol, aplicarle crema protectora solar y cubrirle la cabeza.