Agresividad en la infancia: 9 causas y 9 soluciones
Qué hacer si mi hijo muestra una conducta agresiva de forma reiterada
Algunos niños muestran un comportamiento agresivo en determinados momentos, son conductas mediante las cuales demuestra hostilidad hacia los demás bien sea a través de insultos, gritos o amenazas, o bien, a través de conductas que entrañan una violencia física.
Te explicamos qué causa la agresividad en la infancia y qué soluciones pueden ponerse en práctica para canalizar y reorientar la conducta del niño.
Ver +: 2 técnicas para controlar la agresividad infantil
Causas y soluciones a la agresividad infantil
Existen muy distintas razones por las que un niño puede actuar de forma violenta o tener un comportamiento agresivo en determinados momentos:
1. Propio carácter del niño
Causa: el temperamento del niño juega un papel importante en la demostración de estas conductas agresivas. Se trata de esa forma de ser que es intrínseca al niño y que muestra casi desde el momento de su nacimiento. Y es que, hay niños que nacen ya con una predisposición a que, entre los rasgos de su personalidad, la conducta agresiva sea uno de ellos.
Solución: es fundamental apoyar a los niños afectados en el aprendizaje de conductas alternativas, controlando sus impulsos agresivos y antisociales, fortaleciendo sus habilidades sociales y tratando los trastornos que los acompañan. Los padres también han de participar en programas terapéuticos para poder ayudar a sus hijos a canalizar sus emociones.
2. La educación que recibe
Causa: la educación y las experiencias que vive un niño a lo largo de su infancia asimismo modelan su personalidad. Todo aquello que viva a lo largo de su vida tendrá un impacto sobre su carácter. De tal manera, que si el niño crece en un entorno donde hay gritos constantes, faltas de respeto, lenguaje agresivo o violencia física, es más probable que es ejemplo impacte sobre su propia conducta.
Solución: el ambiente dentro del cual el niño se desarrolla tiene una influencia, a veces decisiva, sobre su propio comportamiento, por lo tanto, ante una situación de hostilidad en el seno de la familia, es necesario revisar las conductas de los progenitores, si es necesario, con apoyo psicoterapéutico para aprender a gestionar las situaciones del día a día.
3. Falta de afecto en la familia
Causa: los niños necesitan sentirse amados, protegidos y apoyados por sus padres, o a falta de ellos, por las personas que los están criando. Por lo tanto, cuando un niño crece en una situación de privación de afecto, esto puede tener un impacto desarrollando una conducta más hostil hacia los demás.
Solución: para un niño, el amor de sus padres y su entorno social y familiar es fundamental para crecer sin preocupaciones y convertirse en un adulto feliz. Es por ello que, si el niño sufre de falta de cariño, es extremadamente importante llenar ese vacío para poder garantizar que tenga un desarrollo saludable y poder evitarle numerosos trastornos psicológicos
4. Niños que viven situaciones de conflicto
Causa: según los expertos, los niños que tienden a tener una conducta más agresiva suelen ser aquellos que sufren o han sufrido en la infancia situaciones delicadas como un divorcio complicado, abandono, fallecimiento de uno de los progenitores, etc. También aquellos que han sufrido malos tratos por parte de sus padres, otros familiares o personas con las que mantienen cierta dependencia como educadores o profesores.
Solución: el castigo físico o la violencia verbal ni es terapéutico para el que lo produce, ni pedagógico para el que lo recibe. Se trata de un descontrol emocional personal del adulto, un desahogo momentáneo que normalmente genera a continuación malestar y sentimiento de culpa. Nadie concibe que en su trabajo, aunque sea por su bien, reciba un tortazo de su jefe al cometer algún fallo. Por lo tanto, el cachete, el azote o los insultos no deben ser usados como método educativo en ningún caso.
5. Niños con trastorno de comportamiento
Causa: algunos niños hiperquinéticos o niños hiperactivos también pueden desarrollar una conducta agresiva, aunque en estos casos se trata de ageresiones que se llevan a cabo de forma impulsiva, es decir, no premeditada. Son conductas compulsivas que ejercen de forma inevitable como consecuencia del trastorno que padecen. En estos casos, la persona sobre la que muestran más hostilidad es precisamente la más querida para ellos y no suele haber desencadenante o estímulo que la justifique.
Solución: el niño hiperactivo ha de ser diagnosticado y seguido por un neuropsiquiatra o un psicólogo infantil. Además, los padres han de aprender a gestionar y canalizar la energía de sus hijos, nunca con gritos, reproches constantes y castigos. Aprender técnicas para aprender a controlar la impulsividad de los niños y a gestionar su conducta, es fundamental.
6. Niños que están sobreprotegidos y agresividad
Causa: también se pueden producir conductas agresivas durante la infancia en niños especialmente sobreprotegidos. Cuando unos padres están demasiado pendientes de su hijo, y viven constantemente con miedo a que le pueda ocurrir alguna desgracia, impidiendo que juegue o se relacione de una forma normal con los demás niños, se puede producir una situación en la que el niño reaccione ante toda la lista de prohibiciones que tiene, de forma agresiva.
Solución: si supiéramos lo importante que es para el desarrollo de su personalidad que los niños logren hacer las cosas sin ayuda, les dejaríamos actuar solos en más ocasiones. Es normal que el niño cometa errores, pero no nos anticipemos para evitar el tropiezo. Debemos protegerle de los peligros verdaderos, pero sin llegar al extremo de convertirle en una persona débil y temerosa.
7. Niños consentidos
Causa: cuando los padres ceden ante las demandas y caprichos de sus hijos de forma constante y recurrente, el niño puede comportarse de forma tirana con ellos y actúa de forma violenta si en algún momento se intenta poner freno a esos caprichos. En estos casos no se dan las circunstancias de la privación afectiva, sino todo lo contrario las conductas agresivas surgen como consecuencia de la intolerancia a las frustraciones.
Solución: complacer a los niños en todos sus deseos y peticiones no les hará más felices, debemos tener claro este punto. Los niños necesitan encontrarse con un NO razonable y razonado si es que el momento y la situación lo precisan. Debemos además, mantener nuestra posición y no ceder más adelante, puede negociarse algo, pero no la totalidad haciendo que el niño consiga siempre lo que desea.
8. Falta de límites y normas
Causa: la disciplina, las normas y límites ayudan al niño a saber lo que está bien y o que está mal. Cuando no existen estas normasl el niño se vuelve nervioso y tendrá una mala conducta. De forma inconsciente busca conseguir esos los límites pues sabe que él es incapaz de establecerlos por sí mismo.
Solución: los padres han de estar de acuerdo sobre el modelo educativo que quieren seguir para evitar la confusión del niño. Además, la vida del niño debe tener unos horarios, unas normas y unas rutinas para que sepa qué es lo que se espera de él o e ella en cada momento. Es fundamental explicarle qué está bien y qué está mal para que pueda elegir la mejor conducta a seguir.
9. Trastornos del estado de ánimo
Causa: algunos de los niños afectados padecen problemas de autoestima, rechazo, así como miedos y depresión. Solo encuentran la forma de liberarse de sus emocines negativas de forma hostil.
Solución: igual que en los adultos, no se puede subestimar los problemas de salud mental en la infantia. Estos niños necesitan un tratamiento especializado y pueden recuperarse si lo reciben.
Fuentes
- Cómo poner normas y límites a los niños, Mar García Orgaz, Psicoterapeuta familiar
- Guía de la Psicología, Jose Antonio Vallejo-Nágera
- Factores que desencadenan la agresividad infantil, Mar García Orgaz, Psicoterapeuta
- Agresividad en la primera infancia, Neurólogos en la red
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