Por qué los niños no deben relajarse demasiado en verano
En los más pequeños, la comida y el sueño continúan sus horarios.
Los meses de verano son los ideales para divertirse al aire libre y llenarse de energía solar. Ahora, el sol es el protagonista y es el rey de las vacaciones, nos regala optimismo y vitaminas, pero también debemos recordar sus peligros (quemaduras en la piel e insolaciones).
En esta época estival se relajan los hábitos pero, lo mejor es que los niños no se relajen demasiado en verano. ¿Por qué? Conviene mantener un horario fijo con las comidas y el sueño de los más pequeños. Esta regularidad les vendrá muy bien y no les hará perder las costumbres habituales, necesarias para el funcionamiento de su organismo. Si quieres saber más sobre los beneficios de las rutinas para los niños incluso en verano, sigue leyendo.
Ver +: Actividades de repaso escolar para niños de Primaria
Los niños no deben relajarse demasiado en verano, ¿por qué?
¿Por qué es conveniente respetar los horarios de sueño y alimentación?
Cuando mantenemos los horarios de alimentación y sueño rutinariamente en estas primeras etapas de vida, estamos proporcionando a los pequeños lo que más necesitan: un adecuado estado físico y un bienestar emocional estable. No pasa nada por retrasarnos ciertos días puntuales en los que desarrollemos actividades extras (excursiones, comidas con amigos...), pero el resto del tiempo, la comida y el sueño (que vienen siempre de la mano) tendrán sus horarios concretos y estipulados.
Si somos constantes, realizarán las cuatro comidas diarias sin dificultad, sin saltarse ninguna ni tampoco juntarse unas con las otras. También evitaremos "el picoteo" entre horas y propiciaremos la tranquilidad, la estabilidad, el darse cuenta de las necesidades básicas de alimentación y sueño ya desde el principio aumentando su seguridad al repetirlas a las mismas horas.
Alimentos más adecuados para la época de calor
Es importante añadir más alimentos ricos en agua como pueden ser frutas y verduras, además de zumos y batidos; en esta época sudan mucho debido al fuerte calor y así prevenimos el riesgo de una posible deshidratación. Por otra parte, aprovecharemos el rato de la comida para explicarles por qué ahora las comidas son "más fresquitas", por qué comemos menos cantidad para evitar digestiones pesadas, por qué los platos son más ligeros y están menos condimentados, por qué bebemos más agua..., de esta manera comenzarán a considerar el acto de comer de manera saludable desde los primeros años.
Ver +: Un menú para cada edad del niño
La hora de la siesta en verano
Descansar un rato después de comer favorece la relajación, ayuda al estómago a realizar la digestión y, durante el sueño, se segrega la hormona del crecimiento. Dormir la siesta repone fuerzas, mejora el humor e influye en la actitud de los más pequeños de cara a los planes vespertinos.
Propuesta de Relajación creativa para iniciar la siesta: EL GLOBO
Tumbado, con luz tenue y una música relajante puesta a bajo volumen, empezamos a contar la historia de un globo de color azul muy ligero, que está muy alto en el cielo, paseando sobre las montañas más altas cubiertas de nieve, por encima de las nubes, flotando muy ligero y dejándose llevar por el suave viento...
Cerramos los ojos:
"Un día el globo azul decidió que quería ver el mundo; así que empezó a apretar el aire que tenía dentro muy fuerte, tan fuerte que empezó a hacerse más pequeño y en un instante dejó de hacer fuerza... y el aire hinchó a tope el globo, de golpe, dando un gran respingo que hizo soltar el nudo de la cuerda que ataba al globo azul junto a los demás globos.
Y empezó a subir y a subir, primero a la altura de los balcones, después pasó por encima de los tejados y del campanario de la iglesia...el globo decía "¡adiós cigüeñas, voy a ver el mundo!" y notaba cómo flotaba y cómo el aire le acariciaba por los lados y le llevaba a un lado y al otro, a un lado y al otro, mientras seguía subiendo muy suavemente... aunque ¡cuidado!¡vamos a cruzarnos con una cigüeña que no nos ha visto y puede pinchar el globo!, ¡hay que apretar los lados para no pincharse, comprimimos un poquito!...ya está, ya pasó la cigüeña y seguimos subiendo.
Estamos cada vez más relajados, notando como inspiramos y expiramos, inspiramos y expiramos... y extendemos los brazos, balanceándonos a ambos lados... hasta que subimos tan alto que nos vamos acercando más al sol, y el aire que tiene el globo empieza a calentarse, a ocupar más espacio dentro ... el globo se va hinchando más y más y al final se deshace el nudo que cierra el globo y el aire empieza a salir, haciendo que el globo se vaya desinflando y bajando poquito a poco, poquito a poco, hasta posarse como una pluma en la cima de una preciosa montaña con nieve desde la que se ve todo el valle."
Ahora te quedas muy tranquilito, dormido, ha llegado el sueño...
Ana Roa, pedagoga y psicopedagoga
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