Síndrome postvacacional, ¿cómo ayudar a nuestros hijos?
7 consejos que funcionan para facilitar la vuelta a la rutina.
Los más pequeños son especialmente vulnerables a los cambios y cuando vamos llegando al final de las vacaciones, nos acercamos a vivir momentos nuevamente asociados a la rutina a los que cuesta acostumbrarse: Vuelta al cole, madrugones... Ellos también se ven afectados por el síndrome postvacacional, los más pequeños también lo sufren. Se sienten agobiados después de tanto tiempo de vacaciones ante la llegada repentina de las obligaciones y responsabilidades.
Nuestro estado emocional incidirá directamente sobre ellos. El hecho de transmitir motivación, alegría y confianza, además de actuar como un modelo ante ellos será muy significativo porque imitarán nuestras actitudes positivas, las buenas expectativas, las acciones respetuosas y el optimismo, seremos su ejemplo.
Nuestros mensajes deben alejarse de expresiones de fracaso o causantes de malestar como: espero que este curso lo empieces mejor, el curso pasado no aprendiste nada... Los padres tenemos un papel fundamental a la hora de ayudarles a adaptarse a la nueva realidad.
Índice
1. ¿Qué es el síndrome postvacacional?, ¿cuánto dura?2. ¿Cómo podemos hacerles más llevadera la vuelta al cole?
¿Qué es el síndrome postvacacional?, ¿cuánto dura?
Hablamos de síndrome postvacacional cuando el niño presenta un cuadro psicológico relacionado con comportamientos de irritabilidad, miedo, ansiedad, desgana, cierta apatía, tristeza... al aproximarse el momento de volver al colegio. Se trata de molestias físicas y alteraciones emocionales producidas por un rechazo ante la llegada del nuevo curso.
En ocasiones encontramos falta de apetito, dolor de cabeza, trastornos en el sueño, dolor de estómago, falta de energía, falta de concentración, desobediencia...
Lo más probable es que desaparezcan pasados los primeros o la primera semana de manera progresiva... A los pocos días, se van superando con el tiempo a medida que pasan los días y van entrando en la rutina cotidiana. No obstante, hay casos en los cuales el malestar persiste o se agravan los síntomas. En estos casos no hablamos ya de síndrome postvacacional, sino de un problema más profundo que debe diagnosticar y valorar un especialista.
Los más pequeños son los más afectados por la vuelta al cole... Son los más susceptibles a las influencias del entorno y la ansiedad a veces es intensa (ansiedad de separación).
En ocasiones la ansiedad se agudiza cuando el cambio es más evidente: Cambio de colegio, cambio al instituto, cambio de ciclo en la etapa... En estos casos la situación es nueva y el miedo se agudiza.
¿Cómo podemos hacerles más llevadera la vuelta al cole?
- Ajustando los horarios.Durante el verano las rutinas horarias se flexibilizan, por lo que una semana antes aproximadamente, es conveniente adelantar la hora de irse a dormir y de levantarse por la mañana... Recordemos que los madrugones son una causa de estrés y, de esta forma, pueden irse acostumbrando.
- Fomentando su ilusión por volver a ver a los amigos. Es muy gratificante que ellos se encuentren con mensajes motivadores relacionados con la vuelta a nuestro hogar, a su habitación con sus juguetes, a reencontrarse con sus amigos después de tantas semanas fuera y alejados... El colegio es un buen lugar para volver a verse después de vacaciones.
- Preparando lo necesario para la vuelta al cole todos juntos. Estrenar estuche o mochila, comprar el material que necesitan... serán momentos de gran utilidad y de mentalización para la llegada del nuevo curso.
- Tomándolo con calma y siendo previsores. No debemos dejar los preparativos para última hora o hacerlo todo el día anterior.
- Realizando con ellos alguna sesión de relajación.
- Continuando con actividades que hemos realizado en verano.Septiembre es un mes que permite continuar jugando en el parque o disfrutando de la piscina, así vamos logrando la adaptación de manera más placentera.
- Es muy importante que todos en casa realicemos nuestro proceso de adaptación... Si sufrimos el síndrome postvacacional como padres, también lo sufrirán nuestros hijos.
Si pasadas unas 3 semanas aproximadamente notamos que nuestro hijo no está recuperando la motivación y las ganas de empezar y le sigue costando mucho levantarse para ir al colegio además de seguir apático, quizás es el momento de hablar con el psicólogo del centro para ayudar al pequeño a afrontar el curso con ilusión a través de unas breves orientaciones específicas.
Ana Roa, pedagoga y psicopedagoga
www.roaeducacion.com
https://roaeducacion.wordpress.com
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