Los primeros síntomas del embarazo

Quizá te sientes "rara". Como si algo ocurriera en tu interior. No sabes si es bueno o malo, pero es algo distinto. ¿Estoy embarazada?. Esta es la pregunta del millón.

Sientes cansancio y tal vez esta mañana has tenido unas ligeras náuseas. Estas suelen darse sobre todo en los primeros tres meses y especialmente en el primer embarazo.

Efectivamente, puede afirmarse que estos son síntomas comunes de embarazo, pero no te adelantes a los acontecimientos antes de verificar tu estado de una manera científica, para salir de dudas, es decir, que lo prácticamente infalible es hacerte un test de embarazo. Estos se compran en las farmacias y son facilísimos de usar.

Además del cansancio y del sueño, hay otros síntomas que pueden sentirse desde los primeros días del embarazo. Sí, ya sabes, los típicos mareos, que se deben al descenso de la presión sanguínea o de los niveles de hierro y azúcar en la sangre, aunque no hace falta decir que el médico será quien lo confirme, ya que puede haber otras causas.

También puede suceder que sientas cambios en las digestiones, estreñimiento o gases, más ganas de orinar que de costumbre y algún dolor abdominal.

Uno de los síntomas decisivos, pero no seguros, es la falta de menstruación. De todos modos, puede haber algún pequeño sangrado. Eso sí, si estás segura de tu embarazo, acude enseguida al ginecólogo.

Las pérdidas de sangre pueden ser algo normal al principio de la gestación, pero hay que estar atentos porque también pueden ser señal de que algo no va bien.

El aumento del sentido olfativo es otra característica propia del embarazo. De repente, puede suceder que sientas aversión por ciertos olores. Tampoco es nada raro que aborrezcas o sientas antojos de ciertos alimentos.

Progresivamente, los cambios se hacen más visibles, como el aumento del volumen de los pechos, y sobre todo una mayor sensibilidad, así como un oscurecimiento de los pezones.

Cuando hayas salido de dudas, es el momento de ilusionarte y hacer planes, sin agobios, con tranquilidad. Un hijo cambia la vida para siempre.